Elecciones México 2015: De verdes y del nuevo caudillismo

Las elecciones intermedias en miras a las presidenciales de 2018 se llevaron a cabo en México el domingo 7 de junio. En resumen – y para no aburrir  pero si aclarar – se votaron un conjunto de 9 gobiernos estatales, diferentes alcaldías y se renovaron 500 curules (sí, 500) en el Congreso de la Unión.

Como apuntó la Delegación de Observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), las elecciones se llevaron a cabo en relativa calma y sólo con algunos sucesos “aislados” – Esto, a pesar de que dicha delegación optó por el auto-exilio del Estado de Oaxaca donde, como ellos mismos comentaron, su comisión no podía «desafiar algunas de las recomendaciones estrictamente de seguridad nacional».

Para qué buscarle tres pies al gato, ¿no?

Es decir, la quema de casillas electorales, la presencia del ejército en las calles, el movimiento del sindicato de maestros, miles de personas que se quedaron sin votar y, como publicó el Periódico Excélsior,  un vergonzoso total de 21 políticos asesinados entre “precandidatos y candidatos, coordinadores de campaña, funcionarios o exfuncionarios y militantes” –

Todos estos son casos aislados. Todos.

Vamos, que en México no pasa nada.

Y bueno en lo que quemaban casillas en Oaxaca, también había movimiento en las redes sociales.

De mientras, y para no perder la costumbre, el Partido Verde Ecologista de México siguió mostrando una falta total de respeto por las leyes y las instituciones nacionales. En específico, una falta de respeto planeada – y descarada – de las leyes de veda electoral a pesar de las sanciones que el Instituto Nacional Electoral le impuso.

Curiosamente, como bien se sabe en México, dos días antes de la elección, y a modo de ola concertada y orquestada, diversas figuras públicas se manifestaron públicamente a favor de dicho partido en Twitter. Muchos de ellos, por supuesto, argumentando el derecho de libre expresión – y, al parecer, movidos por su casto y puro ánimo democrático en pro de México. Un ánimo, claro, reforzado por el cobro de pequeñas contribuciones de miles de pesos procedentes de “agencias” publicitarias.

Es curioso como para algunos el dinero puede pesar tanto que están dispuestos a vender su opinión y credibilidad.

El Instituto Nacional Electoral (INE) no tiene sencilla la tarea de regular efectivamente para que no se repitan casos como el anterior en un futuro. Aquí lo que se juega son, por un lado, las leyes de equidad electoral que todos los partidos deben respetar, y, por el otro, el balance de las mismas con los derechos de libertad de expresión. Complicado.

Sin embargo, la pregunta va más allá de si estas personas, como figuras públicas, tienen la obligación, o no,  de acatar lineamientos y regulaciones de equidad electoral o si simplemente están ejerciendo su pleno derecho de expresarse – les paguen o no. No es sencillo dibujar una línea entre lo público y lo privado en este tipo de casos. En fin.

Como decía, aquí la pregunta es más bien ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuando se les va a permitir a los partidos políticos – sea cual sea- mangonear las leyes electorales como les venga en gana? ¿Hasta cuando se les va a permitir mantener el registro ante violaciones tan claras a la ley? ¿Hasta cuando los Consejeros del INE – ya de por sí bastante dañado en su imagen – se van a poner a trabajar por el bien de los ciudadanos y la democracia Mexicana?

Por si no fuera poco, para no dejar, en lo que se llevaba a cabo la cascada de “tuits” en apoyo al Partido Verde  – víctimas de las circunstancias y los cuales niegan rotundamente que haya pagado por los mismos – los ciudadanos recibían mensajes de texto a sus teléfonos móviles promoviendo el voto por dicho partido – y también por otros – en pleno día de la elección.

Un total descaro.

Al menos, seamos sinceros, la reforma política ha dado algunos pequeños frutos

Prueba de esto, el triunfo de algunos candidatos independientes. Por cierto, unos, más independientes que otros.

Entre ellos – a mi parecer, uno de los más independientes – es Pedro Kumamoto quien ganó la elección a diputado estatal por Municipio de Zapopan y que representará al mismo en el Congreso del Estado de Jalisco. Nada mal. Otros, como Manuel Clouthier y Jaime Rodríguez, ganaron de igual manera como candidatos independientes. El primero como diputado federal y el segundo como Gobernador del Estado de Nuevo León.

Eso sí; aquellos dos con carreras políticas ya añejas y ya corriditos. Uno, antes miembro del Partido Acción Nacional (PAN) y el otro, antes miembro del Partido Revolucionario Institucional – el PRI.

No. Estos dos candidatos no surgieron por generación espontánea.

El segundo, Jaime Rodríguez es el que más atención mediática ha generado. Sombrero, botas y de lenguaje algo florido al momento de dirigirse a la opinión pública. De apodo “El Bronco”. Un ejemplo claro de líder emergente y carismático al estilo neo-caudillo. El tipo de líder que sabe llegar a la base poblacional mexicana. La base tan olvidada por los ya gobernantes y recordada solo por los candidatos. Una base cansada y golpeada por el desempleo, la delincuencia y la desilusión.

Jaime Rodríguez me recuerda un poco a aquel candidato que ganó en el año 2000 las elecciones presidenciales en México. Ése que vestía botas y sombrero y hablaba de tepocatas y alimañas ponzoñosas al referirse a los políticos mexicanos. Aquél del “gobierno del cambio”. El que prometió terminar con más de 70 años de corrupción e impunidad en el gobierno.

El candidato por el que yo voté. Ése, que prometió y falló. Aquél que años después hacia proselitismo público para apoyar al partido que el mismo había sacado del poder.

El ejemplo de lo que pudo ser y no fue.

Celebro enormemente la decisión de los votantes mexicanos. Celebro más el triunfo de Jaime Rodríguez en Nuevo León como una muestra del hartazgo social que reina en la sociedad mexicana. Pero también espero que de las palabras se pase a la acción.

Política es política y tanto él como los otros independientes ganadores no tienen el papel sencillo – en especial, aquellos independientes que no tienen una carrera política tan arraigada. Esos que son libres – espero – de compromisos políticos previos pero que se desenvolverán en el ámbito político mexicano tan permeado por intereses personales y corruptelas.

Todos, por igual, tendrán que lidiar con congresos dominados por los partidos tradicionales y negociar para poder sacar adelante sus propuestas de campaña. Con ilusiones no se gobierna. En el camino, espero, no pierdan dirección y cedan a presiones o a intereses personales.

El poder, desgraciadamente, puede corroer y corromper. Espero que no den la espalda a sus votantes así como hizo Vicente Fox. Ése que terminó siendo nada sino una vedette ofreciendo ilusión pero ofreciéndose al mejor postor. Habrá que estar atentos y esperar a los resultados de sus respectivas actividades. Hay mucho en juego y el resultado de su trabajo abrirá o cerrara el camino para nuevos candidatos independientes en 2018.

En lo personal, la celebración de su triunfo ya es pasado y hoy mantengo la cautela del que observa y espera.

Veamos que pasa.